Carta a Gloria


Estoy contando los pasos que me llevan a ti, Gloria.
Hace mucho que no nos vemos, bastante más bien. No quiero que pienses que ya no quiero verte pero entiendo que no quieras saber de mí.
Te tuve, toda mi vida pelee por ti para tenerte y luego cansarme de ti. No fui capaz de valorar ni el esfuerzo que hice por conquistarte ni la estabilidad cubierta de dulce azúcar que me ofrecías; contigo todo era azucarado, todo tenía una vía de salida y una puerta por donde entrar. Ahora se que jamás supe valorarte.
Hoy me doy cuenta de ello con la cabeza llena de brechas provocadas por tanto intento frustrado buscando una salida que me ayudara a entender por qué te rechacé; supongo que siempre me gusto la emoción de ir contracorriente y sin salvavidas. No se si recuerdas, yo quería riesgo y aventura. Tu preferías pájaro en mano, yo cientos volando. Busqué el placer sin tener motivos pues contigo lo tuve y no lo quise. Destruí todo aquello que me empeñé en construir un día, quemé todo mis sueños y los sueños habitan dentro de cada uno, por lo tanto acabe envuelto en llamas. Los sueños son el alimento del alma, las ganas de vivir.
Los quemé todos y hubo paz por poco tiempo. El tiempo de darme cuenta que esa efímera paz solo era consecuencia  del desierto en que me hallaba, nada ni nadie, solo yo y sin ti.
Poco a poco el olor  a putrefacto empezó a crecer dentro de mí, eran mis sueños quemados y podridos los que poco a poco salían por cada poro de mi piel con el mismo afán con el que yo quiero escapar de aquí. Poco a poco fui haciendo de mi un hombre sin sueños, le quite el sentido a todo lo que conseguí y conseguí olvidarme de ti.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces, hoy por aquello de ser los días finales del año, hago un esfuerzo con este ejercicio de honestidad escribiéndote esta carta y sabiendo que si algún día te tengo no te volveré a perder y no me perderé, tú solo espérame allí donde olvidé mis zapatos y empecé a andar descalzo por que soy un hombre que cumple sus promesas y te prometí volver.
Ahora asumo mi castigo. Tengo que combatir contra todo lo que me impida avanzar y darle sentido a todo esto. Tengo que dejar a un lado mis miedos por sentirme solo e inseguro y volver a recuperar, mejor dicho a reconstruir todo aquello que yo mismo derrumbé un día. Tengo que salir a buscarte. Tengo que volverte a conquistar, Gloria.

Comentarios

Entradas populares