Mandaros besos y daros abrazos.


Feliz Navidad, aunque sean tristes, se eche de menos a personas que nos dejaron y se echen en faltan ciertos besos y abrazos, a pesar de todo eso, es Navidad, y hay que creer en que todo es posible.

Y después de tanto, sigo luchando,
Sigo salpicando en charcos,
Mojándome cuando llueve
Y secándome en verano.

Sigo con mis problemas, porque son solo míos y no incumbe a nadie más, pero encontré un baúl lleno de soluciones en el lugar donde guardé mis últimas esperanzas, en casa, y ahora estoy quebrándome el coco, porque crecer duele si eres consiente. Estoy buscando la solución correcta entre tanta aspirante, pero esta vez sin prisas, no quiero caerme más porque sé que acto seguido siempre intento levantarme, y antes tengo que volver a aprender a andar como lo hacía de niño.
Así que, entre tanto desconcierto y niebla, después de unos años buscándome y sin ni siquiera verme de refilón (me entrené para desaparecer sin dejar rastro), después de tanto veo una luz a lo lejos que viene acompañada de la sal del mar y trae aires de mi infancia y adolescencia.
Me recuerda que nunca fue mi última borrachera ni tampoco fue aquella la última lagrima derramada en la arena, me recuerda que arriba están mis seres queridos a los que les mando mucho besos, y me hacen comprender que aquí abajo están los que aún tengo al lado, mis motivos para luchar, a estos les daré un abrazo mirándoles a los ojos porque me cansé de mirar cabizbajo.

 


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